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Alergias e intolerancias alimentarias

alergias e intolerancias alimentarias

¿Te sientan mal las comidas o no puedes ni acercarte a ciertos alimentos? No te preocupes hay maneras de estar bien nutrido/a y respetar tus limitaciones. Un/a nutricionista puede ayudarte con tus alergias e intolerancias alimentarias.

¿Qué es una alergia alimentaria?

Una alergia alimentaria, al igual que cualquier otra alergia, es una respuesta de tu cuerpo a una sustancia que éste ha considerado nociva y que a ti va a ocasionarte una reacción alérgica pero a otras personas no.

¿Por qué tu cuerpo reacciona? Básicamente tu sistema defensivo está alterado. Una sustancia que inicialmente es inocua, tu cuerpo decide que para ti es dañiña y va a luchar contra ella poniendo en marcha a tu sistema inmune.

Si eres tienes alergia a esa sustancia, puedes reaccionar bien cuando la inhales, la toques o la comas. Por ello, es recomendable que te mantengas alejado/a de la misma, así como que lleves algún tipo de chapa o tarjeta que indique que eres alérgico/a y a qué para que un tercero pueda ayudarte en caso de necesidad.

Y, si ya has tenido contacto, pero no hay nadie a tu alrededor, también debes estar preparado/a para actuar en consecuencia, ya que puede salvarte la vida. Habitualmente, y bajo criterio médico, algunas personas con alergias alimentarias llevan consigo inyecciones de adrenalina para frenar la reacción del cuerpo.

Pero no te asustes tener una alergia es algo a lo que te acostumbras y puedes aprender a llevarla sin problemas. Más abajo vamos a darte unos tips para hacer tu vida lo más llevadera posible.

Tipos de alergias alimentarias: Alergias alimentarias más comunes

Las responsables de originar la alergia son las proteínas de alimento en cuestión. Las alergias alimentarias más comunes son:

Proteína de leche de vaca

Sobre todo las caseínas y seroproteínas. Suele ser una alergia que debuta en lactantes cuando están siendo amamantados o tomando biberón. Cabe señalar que no sólo encontramos estas proteínas en la leche de vaca sino también en productos procesados como pueda ser la bollería, fiambres, conservas, entre otros. Por lo que es preciso leer el etiquetado de cualquier producto que compremos para asegurarnos que no la contienen.

Las proteínas del huevo

Además de lo obvio, también encontramos proteínas del huevo en vinos, cervezas, caramelos, salsas o geles, entre otros. Suele darse en menores de 5 años y el huevo cocido les resulta menos alérgeno. La ovoalbúmina de la clara o la albúmina sérica de la yema son algunos frecuentes.

A las proteínas del marisco

Los crustáceos son los mayores responsables de este tipo de alergia, que suele darse en mayor medida en personas que habitan en las costas. La tropomiosina es la proteína que destaca en este tipo de alergia e, independientemente de si el marisco ha sido cocido o está crudo, tiene el mismo potencial para causar reacciones. Es recomendable evitar restaurantes en los que se sirva marisco, aunque tú vayas a tomar otra cosa, ya que puede que los instrumentos de cocina o aceites contengan trazas de marisco que también te perjudicarían.

Alergia a los cereales

Globulinas y gluteínas son las proteínas más destacadas en las alergias por cereales. Destacar el arroz en la población adulta que es un frecuente alérgeno y cuando compres productos para tu alimentación, cuidado si en la etiqueta aparece el apellido vegetal en algún componente o con el cacao instantáneo que también puede contener trazas. ¡Ojo! No es lo mismo la alergia a los cereales que la intolerancia al gluten. Hablaremos de las intolerancias más abajo.

A los frutos secos

En este tipo de alergia no sólo debes estar pendiente de los frutos secos en sí sino también de sus trazas, de cosméticos o productos de higiene personal. También aceites como el de girasol. Son alérgenos muy peligrosos y que causan reacciones muy rápidas. En nuestra región la almendra y la nuez son los alérgenos más frecuentes.

Dieta para las alergias alimentarias

Sí, es cierto que para evitar la alergia, debes evitar el alimento y andar mirando la etiqueta de los mismos. Pero sí es posible seguir una dieta llamemos de compensación para obtener los beneficios nutricionales de aquello que no podemos comer y para ello debes dirigirte a un/a nutricionista con formación en alergias alimentarias. Mientras buscas asesoramiento, recuerda:

  • Evitar instrumentos de cocina con los que se haya cocinado otro alimento
  • Leer el etiquetado de los productos
  • Evitar no sólo comer, sino oler o tocar aquello que pueda contener el alérgeno que a ti te afecta.
  • Si no estás seguro/a de si un producto contiene o no el alérgeno, contacta a su fabricante o evítalo.

Diferencia entre alergias e intolerancias alimentarias

No es lo mismo intolerancia que alergia. Sí, las dos son un fastidio y te dan síntomas pero lo que diferencia las alergias e intolerancias alimentarias en esencia, es la reacción inmunitaria de tu cuerpo. En las alergias tu sistema inmune se pone en guardia y se prepara para luchar. Producto de esa reacción vas a tener una serie de síntomas leves, moderados o graves, más o menos rápidos, que irán desde una erupción hasta una reacción anafiláctica donde tus vías respiratorias pueden verse afectadas.

¿Y entonces qué es una intolerancia? Básicamente y, para reducir muchísimo la explicación, es una alimento que «te sienta mal». Lo tomas y tu cuerpo no se siente bien y te avisa en forma de manifestaciones digestivas como una diarrea gases o hinchazón, por ejemplo, y que van a aparecer a las horas de haberlo consumido o incluso al día siguiente.

¿Qué es una intolerancia alimentaria?

Seguro que has oído hablar de la intolerancia al gluten, a la lactosa o a la fructosa, que aprovecho para decir que son de las intolerancias más frecuentes. Bien ¿y por qué mi cuerpo no tolera estas sustancias?

En nuestro sistema digestivo tenemos unas proteínas llamadas enzimas que ayudan a digerir y asimilar los nutrientes de los alimentos. De esta forma, pueden pasar a nuestra sangre y nosotros beneficiarnos de sus propiedades. Cuando no tienes estas enzimas, no puedes asimilar esa sustancia y aparece una intolerancia alimentaria. ¿Eso quiere decir que no puedo consumirla? No del todo. Lo más sencillo para evitar las consecuencias es que la evites, claro. Pero en ocasiones y, según la persona, puedes tolerar cierta cantidad de esa sustancia sin que te de problemas. Vamos a ver más en detalle este tema:

Intolerancias alimentarias: cómo detectarlas

Como ya hemos comentado, existen diferencias entre las alergias e intolerancias alimentarias. Una intolerancia no es una alergia pero sí da síntomas, principalmente a nivel digestivo. Serán síntomas de progresión más lenta y asociados a la digestión. Notarás, hinchazón, gases, molestias, diarrea o sensaciones similares que te harán sentir incómodo/a y que progresivamente rechaces ciertos alimentos que ya identificarás como los culpables de tus dolencias.

Tienes una intolerancia y, si es así, no basta con evitar esos alimentos. Debes asegurarte que tu dieta sigue siendo completa y equilibrada para no enfermar. Aunque vamos a comentar algunas de las intolerancias más conocidas o sufridas entre la población, te recomiendo que visites a un/a nutricionista que te asesore en todo lo que necesites.

Intolerancias alimentarias más comunes

Cada día más son habituales el desarrollo de intolerancias a ciertos alimentos. No son patologías mortales pero sí generan problemas en gran parte de la población. Vamos a ver 3 de las más conocidas:

Intolerancia a la lactosa

Más común en lactantes. Es una intolerancia que genera gases, diarrea y molestias o incluso manchas en la piel como manifestaciones principales de una falta de respuesta de la enzima lactasa al azúcar de la leche (lactosa). También puede aparecer tras situaciones en las que tu flora intestinal se ha visto comprometida como una infección o enfermedades intestinales crónicas.

Sorprendentemente, si se trata de un déficit congénito de lactasa puede llegar a lograrse tolerancia a cierta cantidad de lactosa. Por ejemplo un bebé que no tolera la lactosa de la leche puede llegar a tolerarla si se mezcla ésta con leche sin lactosa progresivamente hasta identificar la proporción tolerada; o puede tolerar la lactosa de quesos y yogures que siempre está presente en menor cantidad que en la leche.

En otros casos, la intolerancia es severa y debe retirarse la lactosa por completo de la dieta, compensando con otros nutrientes.

Intolerancia a la fructosa

Algunos frutos secos, verduras, legumbres, productos de repostería y, sobre todo, bebidas azucaradas y muchas frutas contienen fructosa. Si tu enzima Aldolasa B no está presente en tu intestino o no «trabaja» de forma correcta, puede que muchos de estos alimentos te de síntomas gastro intestinales molestos.

Tu dieta debe ser ajustada a tu grado de tolerancia y una nutricionista puede ayudarte con ello puesto que debes saber muy bien qué alimentos mezclar para mejorar su absorción o evitar en gran medida los síntomas. En ocasiones, podrás comprobar que si tomas azúcar como tal (glucosa) o alimentos que contengan sacarosa (glucosa + fructosa) puedes tolerarlos bien o mejor. Esto sucede porque la glucosa ayuda a procesar la fructosa. Por ello el éxito de tu dieta estará relacionado con incluir las cantidades justas de una y de otra.

Intolerancia al gluten

Seguro que has oído hablar de la celiaquía que no es más que una intolerancia crónica al gluten. En otros casos la intolerancia no llega a ser permanente pero también origina síntomas parecidos a los de la celiaquía. Esto sería la sensibilidad al gluten. En ambos casos y, como en cualquier intolerancia, vas a presentar síntomas intestinales si tu enzima digestiva no está presente o no funciona de forma adecuada.

Podría decirse que es una condición bastante extendida entre la población ya que 1 de cada 100 personas la padece. Debido a esto, la industria alimentaria, a diferencia de lo que ocurre en otras intolerancias, sí indica muy claro en el empaquetado de sus productos los que son aptos para el consumo porque no llevan gluten en su composición, aunque una queja recurrente es el alto precio de los mismos.

La gliadina es la sustancia que resulta tóxica para las personas con esta intolerancia pero eliminando los alimentos que contienen gluten de tu dieta notarás un mejora sustancial de tu condición. Es recomendable que acudas a un/a profesional para que te asesore al completo ya que no sólo los productos cereales y derivados de éstos lo contienen sino también salsas, algunos helados, sopas o cafés, entre otros.